Una pierna y dos historias || A leg and two stories (2/2) #Chronos

in Literatos3 years ago (edited)

Hoy les traigo la segunda parte de esta historia que después de pensarlo, me parece que va a requerir un epílogo. Pues las enseñanzas de esta vivencia da para mucho más y aunque he querido ser breve, hay aspectos que me está haciendo falta señalar. Pero ya veremos pues aquí priva por encima de todo el aspecto literario.

Así que espero que esta lectura resulte grata para todos.

Today I bring you the second part of this story that after thinking about it, it seems to me that it will require an epilogue. Because the teachings of this experience gives for much more and although I wanted to be brief, there are aspects that I need to point out. But we will see, because here the literary aspect prevails above all.

So I hope that this reading will be pleasant for everyone.

English version below!


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A pesar de haber superado el caminar renco, la plena normalidad en mis actividades quedaba fuera de toda posibilidad, pues ya me habían anticipado el mal pronóstico con esas dos fracturas, una en el fémur y otra en la tibia y que se mantenían allí firmes gracias a dos placas metálicas, sumado a unas rodillas que, según el traumatólogo, estaban prácticamente listas para requerir una prótesis.

Así me fui haciendo la idea clara de las limitaciones con que tendría que vivir el resto de mis días.

Yo siempre fui un corredor nato. De hecho, estoy seguro de que si me hubiera quedado a estudiar en la Unión Soviética, hubiera pasado a engrosar la lista de deportistas de selección, pues no era nada común mi velocidad. Tanto así que al regreso en Venezuela, yo competía con el más deportistas de mis primos y le daba toda la ventaja que él quisiera en carrera de corta distancia y aunque se colocara al borde la meta, yo siempre lo alcanzaba y le ganaba.

Claro que al no seguir un entrenamiento, eso fue quedando en el pasado, pero no así mi afición por correr. El Parque del Este, Generalísimo Francisco de Miranda, era el testigo regular de 7 vueltas matutinas (cerca de 15 kilómetros) y posteriormente el polideportivo de la urbanización donde vivo.

Pero ya estaba claro que ese placer quedaría solo en el recuerdo, pues cualquier intento por correr era frenado por las sensaciones en la pierna y la debilidad de los músculos para intentar ese movimiento. Y debo confesar que no era por falta de ganas o de intentos que no lo lograba.

Aunque era tan obvia la realidad, yo seguía soñando con la posibilidad de correr y creo que, de alguna manera, lo visualizaba. Una y otra vez me veía corriendo. Además que muchas veces me preocupaba que se me presentara una emergencia y yo no tuviera la posibilidad de “escapar” por esa incapacidad.

En 2012 fue el segundo accidente en moto que me hizo ganar la segunda placa en mi pierna. Ya habían pasado casi 10 años y aunque no faltaban las ganas, sí había perdido ya la esperanza de poder correr.

En septiembre del año pasado cumplía años la hija del primo que no lograba ganarme en las carreras, y le organizaron su fiesta, a la cual asistió una buena porción de la familia. Incluyendo entre los presentes a mi sobrino, quien fue con su hija Alana, de seis años de edad.

En algún momento de la tarde, Alana, quizá aburrida de no tener muchos “amigos” de su misma edad, me seleccionó a mí como su compañero de juego. En vista del tiempo que tenía sin verla, producto del aislamiento de la pandemia, decidí aceptar su juego y la seguí en los juegos que ella quiso, hasta que me propuso hacer una competencia corriendo. Por supuesto, yo le expliqué mis limitaciones, las cuales eran palabras al aire para ella, quien seguía insistiendo en lo mismo. Así pasamos un rato, ella que sí y yo que no… Pero como era de esperarse, ganó ella y decidí que como pudiera iba a aceptar su reto y entre saltos de renco hicimos como 5 competencias, en las cuales siempre ganó ella.

El punto interesante es que, aunque yo no hubiera tenido ninguna discapacidad, ella hubiera ganado igual por aquello de reforzarles la autoestima. Pero yo que tengo espíritu competitivo, decidí que iba a ir mejorando mi paso en cada carrera que hicimos y la última vuelta me convencí de que era tanto mi deseo de correr, que si me entrenaba de la manera correcta, lo lograría. Ese día, aunque se viera feo, corrí y me había demostrado a mí mismo que uno siempre puede cuando uno lo decide.

Me acordé de todos esos casos “milagrosos” que uno ha visto y escuchado, en los que la gente, contra todo pronóstico, logra proezas increíbles y ese día yo descubrí que “mi milagro” también era posible.

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English version

In spite of having overcome the limping gait, full normality in my activities was out of the question, since I had already been foreseen the bad prognosis with those two fractures, one in the femur and the other in the tibia, which were held in place by two metal plates, in addition to knees that, according to the traumatologist, were practically ready to require a prosthesis.

Thus I got a clear idea of the limitations I would have to live with for the rest of my days.

I was always a natural runner. In fact, I am sure that if I had stayed to study in the Soviet Union, I would have joined the list of selected athletes, because my speed was not at all common. So much so that when I returned to Venezuela, I competed with the most athletic of my cousins and gave him all the advantage he wanted in short distance races and even if he was on the edge of the finish line, I always caught up with him and beat him.

Of course, since I didn't follow a training program, that became a thing of the past, but not my love for running. The Parque del Este, Generalissimo Francisco de Miranda, was the regular witness of 7 morning laps (about 15 kilometers) and later the sports center of the urbanization where I live.

But it was already clear that this pleasure would remain only in the memory, because any attempt to run was stopped by the sensations in the leg and the weakness of the muscles to try this movement. And I must confess that it was not for lack of desire or attempts that I did not succeed.

Even though the reality was so obvious, I kept dreaming of the possibility of running and I think I somehow visualized it. Again and again I saw myself running. Besides that I was often worried that an emergency would come up and I would not have the possibility to "escape" because of that inability.

In 2012 was the second motorcycle accident that earned me the second plate in my leg. It had been almost 10 years and although the desire was not lacking, I had already lost hope of being able to race.

Last September was the birthday of the daughter of the cousin who could not beat me in the races, and they organized her party, which was attended by a good portion of the family. Including among those present was my nephew, who went with his six-year-old daughter Alana.

At some point in the afternoon, Alana, perhaps bored with not having many "friends" her own age, selected me as her playmate. In view of the time I had not seen her, a product of the isolation of the pandemic, I decided to accept her invitation and followed her in the games she wanted, until she proposed a running competition. Of course, I explained to her my limitations, which were just words in the air for her, who kept insisting on the same thing. So we spent some time, she said yes and I said no... But as expected, she won and I decided that I was going to accept her challenge as I could, and we did about 5 competitions, in which she always won.

The interesting point is that, even if I had not had any disability, she would have won anyway for the sake of reinforcing their self-esteem. But I have a competitive spirit, so I decided that I was going to improve my pace in each race we did, and the last lap I was convinced that I wanted to run so badly that if I trained the right way, I could do it. That day, even though it looked ugly, I ran and I had proven to myself that you can always do it when you decide to.

I remembered all those "miracle" cases that one has seen and heard about, where people, against all odds, achieve incredible feats and that day I discovered that "my miracle" was also possible.


Fuente de las imágenes || Image sources [1]. La otra imagen es del álbum familiar || Tha othe one from my family album


Crónicas previas // Previous Chronicles
Una pierna y dos historias / A leg and two stories (1/2) (26)
México sí, México no / Mexico yes, Mexico no (25)
Un carro de dos Alemanias / A Car of Two Germanies (24)
Una mexicana, Uchire y estrellas / A Mexican girl, Uchire and stars (23)
Azores: un viaje en el tiempo / Azores: a trip back in time (22)
Un ángel en el caos / An angel in the chaos (21)
De cenizas y paseos / About ashes and walks (20)
La llorona / The weeping woman (19)
Humo en ti (Hipnosis 2) / Smoke inside you (Hypnosis 2) (18)
Fragilidad mental (Hipnósis 1) / Mental fragilty (Hypnosis 1) (17)
El falso dueño / The fake owner (16)
La mujer de mis sueños / the woman of my dreams (15)
Un evento teatral, un vuelo y París (Addendum) / A theatrical event, a flight and Paris (Addendum) (14)
Un evento teatral, un vuelo y París (3/3) / A theatrical event, a flight and Paris (3/3) (13)
Un evento teatral, un vuelo y París (2/3) / A theatrical event, a flight and Paris (2/3) (12)
Un evento teatral, un vuelo y París (1/3) / A theatrical event, a flight and Paris (1/3) (11)
El primer beso y las olimpíadas del amor / First kiss and the Olympic games of love (10)
Queso y vidrio: dos polos / Cheese and glass: two poles (9)
Stress laboral y una fiesta familiar / Work stress and a family party (8)
Un baile frenético / A frenetic dance (7)
Un combate berlinés / A Berliner fight #Chronos (6)
Magia en la poesía / Magic in Poetry (5)
Aprender ruso en Caracas / Learning Russian in Caracas (4)
El precio de tus recuerdos / The price of your memories (3)
Teatro, viajes y un nombre / Theater, trips and a name (2)
Catia y el azul / Catia and the blue (1)

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Este texto pertenece a mi serie #Chronos. Puedes leer más sobre la misma en Mis crónicas literarias. Si es de tu agrado este estilo y quieres sumarte a la creación de crónicas literarias, te invito a usar la etiqueta #chronos para la misma.

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Ylich El Ruso

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Estimado Ylich, primero que nada queremos mandarle un cálido abrazo, que bueno que ya lo peor haya pasado, realmente es complicado estar así ya que en anteriores oportunidades hemos vivido algunos percances con las piernas. Que sorpresa que a parte de un gran musico también le gustaba el deporte, un gran corredor. Ha sido interesante conocer un poco mas de usted!

¡Muchísimas gracias por la lectura y el comentario! Hive es una ventana donde uno se va mostrando de a poco en todos los campos... 😉

@ylich 🌼💕🎶Maestro 🙏🧘🏾🌸
Eres un súper 🤗😎🙏
Y claro que sí
Siempre los milagros son posibles mientras lo creas 🌸💖🧘🏾🌼🎶🥰🤗

Jajaja, ¡qué mensaje tan efusivo y colorido, me encanta!

¡Pues, muchas gracias y coincido contigo en que son posibles! 😍


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