Orbis, Tesis

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Orbis, Tesis

Habían pasado cinco años desde la última vez que Aurora estuvo frente al consejo de facultad, en aquella ocasión le correspondió defender su proyecto de investigación de campo, un viaje de cinco meses, con un equipo de diez asistentes, a un antiguo continente arrasado por la catástrofe, a más de doce mil kilómetros.

El proyecto más ambicioso jamás propuesto en los doscientos años de historia de la Universidad de Alessia, hasta ese momento, la arqueología académica se había basado en el estudio de los viejos escritos y la exploración de las ruinas de las antiguas ciudades del continente. Todo el conocimiento que se tenía de las tierras del resto del planeta, era gracias a antiguos exploradores que las habían recorrido, hace más de cuatrocientos años.

Todo lo que se conocía de la mayor parte del mundo era anecdótico, vagamente documentado y basado en la observación de unos pocos hombres, aventureros locos y ricos que, con sus empleados, aprovecharon el desarrollo de las nuevas energías y, a bordo de vehículos con motores de celdas de hidrógeno, emprendieron viajes que los llevaron a mapear varios de los llamados continentes antiguos.

Fueron más de cien años de exploración, pero poco se escribió de lo que encontraron, pues no había nada que escribir. Sus escasos textos y relatos, pasados por la tradición oral, sólo hablaban de tierras yermas, desiertos y tundras heladas, en los que sólo algunos pequeños animales, como insectos y roedores, sobrevivían difícilmente, junto a la poca y pobre vegetación que, en contados lugares, apenas crecía a ras del suelo.

Aquel día, hace cinco años, ella y su director de proyecto, el profesor Morelli, habían defendido la idea con uñas y dientes, los delegados no se oponían al planteamiento, pero se negaban a la idea de que una candidata y sus asistentes emprendieran dicha aventura, obviamente no irían sólo, Morelli se había encargado de conseguir el apoyo del ejército, quienes pondrían el transporte y un equipo de efectivos que los escoltarían y apoyarían.

Morelli había convencido al oficia a cargo del comando de operaciones de Alessia de proporcionarle el apoyo, gracias al mérito político que le concedería su participación, algo que sería de gran valor para él, dado su próximo retiro del servicio activo y aspiraciones políticas.

La propuesta de Aurora partía de sus trabajos con Hilda, aquel viejo ejemplar que su amiga había intentado traducir durante tanto tiempo, incluía fragmentos en un desaparecido alfabeto, algunos acompañados con traducciones al antiguo inglés, que hablaban de algo llamado Ether, que por lo que se podía entender de las pocas líneas traducidas, se trataba de algún tipo de energía, pero lo interesante era la relación de eso, con una empresa llamada Hilbert Technologies y con un documento titulado Acta de Consentimiento del Gobierno de las Naciones Unidas.

Este documento, mayormente extraviado, autorizaba a la empresa Hilbert a, por medio de Ether, a ser el único proveedor de energía a nivel mundial, pero en otros fragmentos, también le daba autorización a intervenir sobre genética y fecundidad en algunas regiones no especificadas del planeta.

El Acta de Consentimiento, había sido un verdadero dilema para los estudiosos de todas las universidades, debido a lo oscuro y críptico de su contenido, que se agravaba, por la falta de grandes fragmentos, lo que había hecho imposible definir de a que se refería, sin embargo, varios expertos en semántica, había indicado que el documento se refería a proyectos secretos y tal vez poco éticos, delegados por el Gobierno de las Naciones Unidas, a la empresa Hilbert.

El trabajo de Aurora e Hilda, para traducir aquel viejo tomo de la biblioteca, los había llevado a determinar que la empresa Hilbert tenía su sede original en una isla continente que, para el momento de la catástrofe, formaba parte de la llamada Federación de Oceanía; la que, según parecía, se trataba del continente sur occidental que había sido mapeado por William Sarmiento, en el año 434.

La propuesta de Aurora, consistía en explorar la región sur occidental de aquella isla continente; en busca de las ruinas de una antigua ciudad costera llamada Perth, en cuyas afueras se encontraba la sede de Hilbert Technologies.

Tras varias horas de discusión, los delegados convinieron, que se continuara con el proyecto, con la condición de que el profesor Morelli también participara de la excursión, Morelli estuvo de acuerdo, y Aurelia, aunque consideró que su autonomía como investigadora le había sido negada, aceptó, con tal de poder continuar con su trabajo.

Hoy, tras cuatro viajes en cinco años y la recolección, catalogación y estudio de más de diez mil documentos y artefactos encontrados en las ruinas de Perth y de la ciudad industrial de Hilbert Technologies, podía presentar los resultados de su investigación ante el consejo de la facultad.

Frente a ella, empastado con una cubierta de color verde oscuro y con una lista de autores encabezada por ella, se encontraba el grueso tomo que resumía los hallazgos de cinco años de trabajo.

Un avejentado Morelli la acompañaba, así como su equipo de asistentes y ahora en su condición de titular de la cátedra de arqueología de campo, los estudiantes que serían sus tutorados, cinco jóvenes dentro de los que se encontraba Laura Becker, quien en adelante se convertiría en su más valiosa colaboradora. Era una lástima que su amiga Hilda no pudiera estar aquí también, para ver el resultado de cinco años de trabajo.

Bajo el cuidado de Ivan, recluida en su apartamento, quien, después de su tía Julia, fuera su segunda inspiración para el trabajo que hoy presentaba, Hilda, quien ya era incapaz de respirar sin la asistencia de una máquina, entre leves momentos de lucidez, distanciados por prolongados periodos de seminconsciencia, en los que sus nublados ojos eran casi incapaces de reconocer los rostros de quienes fueran sus amigos, aguardaba por la llegada de su querida Aurora, la joven que fue casi una hija para ella.

El momento había llegado, ya el consejo estaba reunido, su trabajo seria leído y la oportunidad de continuar con él sería expuesta, la realidad del Ether y de su creación sería presentada, así como el legado de Hilbert Technologies y el contenido del Acta de Consentimiento.

Aurora se puso de pie y tras saludar al consejo, inició con su presentación.

Texto de @amart29 Barcelona, Venezuela, septiembre de 2021


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  1. Orbis, El Abismo
  2. Orbis, La Caldera
  3. Orbis, Los Cavadores
  4. Orbis, La Zona Olvidada
  5. Orbis, Aurora
  6. Orbis, Axia
  7. Orbis, La Biblioteca
  8. Orbis, Las Catacumba
  9. Orbis. Adiós a La Villa
  10. Orbis, Alessia
  11. Orbis, El Kiosco de Bocadillos
  12. Orbis, El Mar
  13. Orbis, Entre Libros
  14. Orbis, El Hombre del Sombrero
  15. Orbis, Tapiado
  16. Orbis, Pies Descalzos

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