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La lectura del texto literario es un campo sobre el que se ha teorizado y reflexionado amplia y fructíferamente. Dedicaré por lo menos dos entregas a este siempre fascinante tema, a partir de algunas reflexiones destacadas.
Maurice Blanchot, el filósofo, ensayista y novelista francés ––varias veces citado en esta serie– tiene sorprendentes ideas sobre este asunto en sus libros. De El diálogo inconcluso, esta que les ofrezco a continuación:
La lectura es ignorante. Empieza con lo que lee y descubre, de este modo, la fuerza de un comienzo. Es acogida y audición, no poder de descifrar y analizar.
El afamado físico, profesor y novelista estadounidense Richard Powers, ganador del Premio Pulitzer de Novela 2019 con El clamor de los bosques (ver enlace), escribe con atractiva prosa:
La lectura es el último comportamiento íntimo y secreto que no es patológico (…). Es, seguro, el último refugio para huir de la epidemia del tiempo real. Leemos para escapar –no más sea por un instante– de la trampa del tiempo real, y para regresar y reconocer –no más sea por un instante, también– la naturaleza del tiempo en el que vivimos atrapados. Es durante ese instante que el tiempo ya no fluye sino que se limita a ser. Alcanzas la última oración y levantas la vista: Humbert Humbert está sentado frente a ti en tu mismo vagón; Charles Bovary sufre a tu lado en la sala de espera de un hospital; La Belle Dame Sans Merci te mira de reojo mientras se abren las puertas y tú presionas el botón de tu piso en el ascensor.
Quizás no se pueda afirmar tan absolutamente, como lo hace Blanchot, que la lectura sea "ignorante", pues siempre cargamos con nuestras lecturas y conocimientos previos. Pero en mucho tiene razón, pues el acto de leer un texto literario es una aproximación a algo desconocido, y al hacerlo la relación con el texto debe ser, en primera instancia, lo más despojada, desnuda posible, para que se produzca ese "descubrimiento" del que habla Blanchot, que sería recepción abierta, no actitud analítica.
Esto nos conecta perfectamente con lo reflexionado por Powers, que contiene elementos muy significativos. En primer lugar, el carácter "íntimo y secreto" del acto de leer, pues es, efectivamente, una actividad propia, autónoma, solitaria, confidencial, callada… Luego, la relación que resalta con el tiempo real: fuga y reencuentro; en la ficción (narrativa, poética) encontramos refugio, un "espacio alterno" y vital donde somos de otro modo, quizás libre de determinaciones inmediatas, pero también, tal vez en contraste, redescubrimiento y revaloración del tiempo que nos condiciona en el presente. Resultamos acompañados de nuevos seres e imágenes que incorporamos a nuestra vida; experimentamos, somos, aunque sea por instante, los personajes, las historias, las metáforas que dan vida a esas líneas, y que, de algún modo, nos redimensionan.
Agradecido por su lectura.
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