Vamplobyon (VII)

in #spanish3 years ago



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La partida de cazadores azuzaban a sus corceles a que corrieran lo más rápido que pudieran. Nathaniel trató de ignorar toda clase de pensamientos que se agolpaban en su mente mientras se concentraba en llegar a Whitering Heights. Rogó a los dioses Aesir y Vaenir no encontrarse con una escena desalentadora o que al menos Yelena y la señora Parsons hayan huido a un sitio seguro antes de que la bestia hubiese llegado.

Un kilómetro antes de llegar a Whitering Heights, uno de los licántropos que estaba delante de él se detuvo. Nathaniel y los otros pararon cuando el licántropo empezó a olfatear; su corazón dio un vuelco cuando escuchó que la bestia había dejado un cadáver a pocos metros de donde estaban.

El duque, apeándose de su corcel, desenfundó la espada oculta de su bastón y, sin miramiento alguno, decapitó el cadáver. Nathaniel reanudó el recorrido; aquél cadáver era una advertencia.

Bajo su forma licántropa, Yelena salió al encuentro del lykaios. En una de sus manos tenía la placenta que había expulsado tras nacer su hija menor.

Si la leyenda era cierta, la sangre del vamplobyon podría revertir la Locura de Licaón, o al menos debilitarlo. Nunca antes se había hecho el intento de someter a un lykaios y obligarlo a beber la sangre de un vamplobyon, pero en una situación tan apremiante, no perdía nada con intentarlo.

"¡Oye!", exclamó la joven.

La bestia se volvió; Yelena, tomando la placenta cubierta de sangre, añadió: "¿Quieres esto? ¡Ve por él!"

De inmediato aventó la bolsa sanguinolenta al tiempo que la bestia cargó al ataque. Tal y como lo había previsto, la placenta paró en las fauces de la bestia, devorándola de un solo bocado. Cauta, Yelena se puso en posición de ataque; desconocía si surtiría efecto o no. De todos modos, tenía que estar preparada para una lucha que podría resultar en victoria o en tragedia.

La bestia de inmediato se incorporó con la intención de lanzarse al ataque. Sin embargo, un dolor punzante le detuvo; llevándose las garras al cuello, empezó a gritar y a arrancarse la piel. En su piel empezaron a aparecer venas oscuras al mismo tiempo que los huesos empezaban a resaltarse.

Con una espada que estaba a un lado de la chimenea, Yelena se acercó a la desesperada bestia, la cual se retorcía en el suelo... En su forma humanoide. La mirada que le lanzaba era de súplica; el dolor era intolerable, y la muerte lo único que le liberaría.


Parte uno

Parte dos

Parte tres

Parte cuatro

Parte cinco

Parte seis